martes, 10 de mayo de 2011

Rechazo

Es curioso el rechazo, que se presenta de tantas y tantas formas. Es curioso, porque no se entiende cómo afecta, o cuánto o por qué. Es curioso el rechazo, que te despierta de madrugada y te obliga a escribir.
    ¿Cómo no sentirte rechazado cuando las personas que más te conocen o más te quieren te ven como bicho raro? Te quieren, de eso no cabe duda, te aceptan (caben un poquito más de dudas), pero nunca se borra esa sonrisita burlona o condescendiente, esa mirada que te dice que no te creen, o, si te creen, que, entonces, no creen que alguien pueda ser así. Siempre esa sensación de que no te entienden, de que nunca pensarán que tienes razón o derecho de querer lo que quieres.
    ¿Cómo no sentirte rechazado si se niegan a recibir tu riñón sin más razón que un “no gracias”, después de pruebas y pruebas? Y, luego, no sólo es tratar de entender solito por qué no quieren tu riñón, sino que, después, después de otros transplantes, peleas, tanto y tanto dolor, al final, se muera tu mamá y tú tengas tus dos riñones intactos.
    ¿Cómo no sentirte rechazado si, cuando tu hermano acepta tu riñón, el doctor dice “casi, pero no gracias”? Y no importa la explicación médica ni la decepción en el agradecimiento de tu hermano, porque otra vez te dicen que no y otra vez estás, con tus dos riñones intactos, en una situación horrible.
    ¿Cómo no sentirte rechazado cuando una amiga te dice que lo peor que le podría pasar es que te enamoraras de una amiga suya? Y no es que ella piense que eres una mala persona o que eres horrible. No, ni siquiera; es sólo que quieres cosas tan distintas en la vida, que, al parecer, lo más sencillo es descartarte, pensar que estás mal, loco, o que no has entendido que lo que quieres no se puede.
    ¿Cómo no sentirte rechazado si cuando al fin sientes que encontraste lo que quieres, de pronto se acaba y ni siquiera entiendes? Y, luego, no sólo resulta que acabó, sino que te quedas sin amigo y sin novia, sin un recuerdo que te ayude a pensar que hay esperanzas de encontrar lo que quieres. Que aquello que pensabas que era no era y todo el tiempo dudas si alguna vez fue.
    ¿Cómo no sentirte rechazado si cuando más necesitas a la gente que te quiere (con todo y su sonrisa condescendiente), lo que tienes, como mucho, son mensajes que te dicen que te quieren? Y no es que no te quieran, lo sabes muy bien, pero no es eso lo que importa y no logras que lo entiendan.
    ¿Cómo no sentirte rechazado si siempre sientes que eres el último en la lista? No importa qué digas, no importa que pidas ayuda, que estés tan triste. No importa que tus necesidades sean sencillas: “está conmigo, déjame sentir que te gusta verme y que te importo”. No importa, porque tomas el boletito de la fila y, en el tuyo, ni siquiera aparece un número, sólo dice: el último.
    ¿Cómo no sentirte rechazado cuando explicas y te explican y, al final, vuelves a lo mismo? Sabes, o entiendes, o al menos puedes explicar que si no te ven no es porque no te quieran, siempre hay razones que lo explican, pero no importa, porque otra vez la razón que a ti te importa sacó el mismo boletito: el último.
    Es curioso el rechazo, porque puede ser que ahora, de todas esas formas del rechazo, la que más te duela parezca la menos importante.

Juan Manuel Ruisánchez Serra.
Aubin Arroyo. Zacualpan de Amilpas.

1 comentario:

  1. Huy ahora si estoy tocada, la foto liga muy bien.
    Solo me remito a esto, espero que les guste.

    http://www.youtube.com/watch?v=Fo1dozTA8HM&feature=fvwrel


    Besos.

    ResponderEliminar